La ruta que atraviesa San Cristóbal Totonicapán, conectando el occidente del país con Huehuetenango, se ha transformado en un embudo de frustración para quienes dependen de esta vía. Los túmulos, pensados inicialmente como una herramienta de seguridad, han proliferado al punto de convertirse en un obstáculo monumental para la movilidad, causando atascos de hasta dos horas y pérdidas económicas considerables.
Las denuncias de los usuarios van más allá del simple descontento. Señalan que los túmulos carecen de planificación, no cumplen estándares técnicos y están ubicados sin estudios previos de tráfico. “Es evidente que la cantidad y distribución de estos túmulos no responden a criterios técnicos, sino a presiones locales o decisiones arbitrarias”, afirma un líder transportista.
Esta problemática evidencia un descuido sistemático por parte de las autoridades locales y del Ministerio de Comunicaciones, quienes, pese a conocer el problema, han optado por la inacción. ¿Dónde está el estudio de impacto vial? ¿Por qué no se consideran alternativas más modernas y menos disruptivas, como radares de velocidad o sistemas de control vial?
Más grave aún es el impacto en la economía y el comercio. Transportistas de carga, buses interdepartamentales y vehículos de emergencia enfrentan demoras que afectan la cadena de suministro y ponen vidas en riesgo. Mientras tanto, el costo humano se refleja en la exasperación de quienes deben soportar largas filas y prolongados tiempos de espera en un trayecto que debería ser ágil.
Las autoridades han mostrado una alarmante falta de visión a largo plazo. En lugar de priorizar una infraestructura vial moderna que potencie el desarrollo regional, persisten en políticas que estancan el progreso. El llamado es claro: los habitantes exigen no solo la remoción de los túmulos innecesarios, sino también una planificación seria y transparente que priorice la movilidad y la seguridad.
La crisis en San Cristóbal Totonicapán no es solo una cuestión de tráfico, es un reflejo de una gestión pública ineficaz. Mientras las autoridades continúen ignorando las necesidades reales de los ciudadanos, los problemas viales seguirán siendo un freno para el desarrollo económico y social de la región.