Flotilla de buses extraurbanos en el país provienen de subastas de descarte y chatarra en EE.UU.
A pesar de que el proceso de importación de buses escolares desechados en EE.UU. es público y criticado desde años anteriores, la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) y la Dirección General de Transporte (DGT) enfrentan limitaciones para frenar esta práctica. Como resultado, unidades con más de 40 años de fabricación siguen en circulación, transportando pasajeros en Guatemala.
En Estados Unidos, los buses escolares son retirados de circulación tras cumplir 10 años de uso y algunos son subastados desde los US$900. Esta oportunidad es aprovechada por empresarios del transporte en Guatemala, quienes los importan y los ponen en funcionamiento después de reconstruirlos e incluso, de añadirle en el motor la potencia de un tráiler y todo tipo de reflectivos en la carrocería para hacerlos más atractivos.
Según una página de subastas de Estados Unidos, el bus modelo 2013 de la marca Blue Bird, que según la descripción presenta un daño Lateral, tiene un “valor minorista” de US$14 mil-unos Q112 mil-a esta oferta se suman otras de autobuses con daños leves o fuera de circulación en ese país.
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La mayoría de estas unidades que salen de circulación en Estados Unidos tienen 240 mil kilómetros de recorrido y 10 años de uso. Razón por la que son revendidos en ese país y Guatemala es su destino para volver a rodar.
En reportajes anteriores, Prensa Libre ha dado a conocer como estos autobuses reciclados son una amenaza en las rutas, puesto que en los talleres mecánicos se rediseñan y se convierten en camionetas extraurbanas con turbos y barras estabilizadoras para incrementar su velocidad.
El mercado de estos vehículos está en los departamentos del país. Las unidades de transporte son llevadas a talleres donde los restauran por completo, desde la pintura externa e interna, sillones, iluminación y carrocería. En algunas ocasiones el motor si presenta fallas importantes.
Un reportaje del El País, publicado en el 2017,también revela que una vez que la vida útil de un bus escolar termina en EE. UU. y Canadá, son comprados por empresarios del transporte en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.
Según la publicación, los compradores de estos buses prefieren ira la Costa Este, de Estados como Massachusetts, Virginia, Georgia, Nueva York, entre otros, porque son más baratos, debido a que los inviernos duros y el derretimiento de hielo corroe el chasis de los vehículos y eso hace que disminuya su precio, por lo que los adquieren a US$18 mil. También se pueden encontrar vehículos modelo 2010, que son los más nuevos disponibles en el mercado de segunda mano, con un precio de entre US$20 mil y 22 mil.
Un autobús en fase de transformación de su carrocería, la cual consiste en despojarlo de láminas con óxido y volverlos a pintas. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Manos atadas
Según el artículo 109 de la SAT, se prohíbe la importación y la inscripción en el registro fiscal de vehículos los automóviles livianos que tengan más de 10 años de antigüedad, respecto del modelo del año en curso, así como vehículos colisionados o con daños que no permitan su circulación. Sin embargo, estas restricciones no son para los autobuses.
“Para los vehículos automotores terrestres utilizados para el transporte de carga, buses, microbuses, vehículos para el uso de los cuerpos de bomberos voluntarios y municipales, no existe prohibición para su inscripción en el registro fiscal de vehículos”, se indica.
Ana Elizabeth Velásquez Rodríguez, directora de la DGT, sostiene que en ese caso la entidad tampoco puede intervenir.
“Fundamento legal para evitarlo no hay. Con los arreglos que le hacen a los buses pareciera que hay una competencia de quien tiene más luces y más música, en lugar de verificar los frenos, la carrocería, la suspensión, el motor y la transmisión, eso es lo que es importante”, acotó.
Velásquez refirió que en las mesas técnicas que han sostenido con empresarios del transporte extraurbano de pasajeros no han logrado acuerdos. Sin embargo, continúan con la negociación y en este momento los transportistas analizan la propuesta que se les hizo, la cual consiste en permitir que circulen los buses con más de 25 años de antiguedad a cambio de que certifiquen con una empresa privada que el bus se encuentra en condiciones óptimas para circular.
“Lo primero que se les propuso fue la urgente necesidad de modificar el reglamento completo”, dijo Velásquez, quien afirma que para hacer la propuesta a los pilotos se trabajó con Provial, Procuraduría General de la Nación (PGN) y la secretaría general de la Presidencia.
“Hicimos una análisis de derecho comparado para verificar la vida útil de varios buses en varios países. Verificamos la metodología para garantizar la utilidad del transporte, y luego presentamos una propuesta”, indicó.
Agregó: “Se puede liberar la antigüedad de los buses pero solo si se presenta un certificado de funcionalidades, porque existen empresas certificadoras y el consejo tiene presencia en Guatemala. Yo desconozco qué empresas son, no tengo vínculos con ellos”, afirmó.
El presidente de la Gremial de Transporte Extraurbano de Pasajeros (Gretexpa), Carlos Vides, dijo que la certificación no es viable, debido a los costos que implicaría cada cierto tiempo, y porque ese tipo de empresas no funcionan en el país.
La directora de la DGT lamentó que el reglamento actual para la circulación de buses extraurbanos no le de “dientes” a esa dependencia para actuar de forma contundente, al afirmar que en administraciones anteriores se autorizó la circulación de autobuses con más de 25 años de ser fabricados.
“El reglamento es deficiente y tienen muchos vacíos que dan paso a la corrupción”, señaló.
Si en caso no se llega a un acuerdo con los transportistas, la funcionaria dijo que están el “deber total” de parar la solicitud de inscripción de un autobús que pase de los 25 años de circulación.
Los buses luego de pasar por enderezado y pintura en el taller, son renovadas con pintura colorida y otros detalles que destacan. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Potencia de tráiler
La modificación del sistema mecánico de autobuses extraurbanos con la cual mejora su desplazamiento, es una práctica común por parte de transportistas, según mecánicos que hacen ese tipo de trabajos, debido a que no hay una norma que la prohíba.
Encargados de talleres donde se modifican motores de autobuses han dado a conocer detalles de los cambios que hacen en las unidades.
Carlos Mejía, quien tiene a su cargo un taller en Chimaltenango, ha explicado en años anteriores que estos trabajos consisten en cambiar el sistema de inyección para darle más fuerza al motor y reemplazar la caja de cinco velocidades, a una de 10. Ante esa “alteración”, Mejía dice que debe reemplazar la catarina por una de más revoluciones.
Según el mecánico, la mayoría de autobuses que viajan del occidente a la capital tienen modificaciones en el motor.
Un mecánico que pidió el anonimato informó que los empresarios, antes de poner a funcionar un autobús, piden que le cambien el motor para que alcance entre 120 y 150 kilómetros por hora.
Agregó que la mayoría de automotores modernos cuentan con turbo, en tanto que a los antiguos se les adapta. Otra modificación es en los frenos, de un sistema hidráulico pasa a ser de aire, lo cual garantiza un mejor frenado, ya que no se calientan los discos. Actualmente a los buses se les adapta un mecanismo para que tenga una reserva de agua y cada cierto tiempo se vierta sobre los frenos y evitar que estos fallen en un decenso.
Los mecánicos consideran importante la modificación en los frenos, con mayor énfasis para unidades que viajan a Quiché, Totonicapán, Sololá, Quetzaltenango, San Marcos y Huehuetenango, al argumentar que bus con motor modificado alcanza la potencia a la de un tráiler. No obstante, dice que en los motores diésel las modificaciones no son recomendables, debido a que están fuera de las especificaciones técnicas de los fabricantes.
Un motor de autobús y con caja automática desarrolla entre 75 y 90 kilómetros por hora, mientras un modificado, con facilidad alcanza los 150, según los expertos. Añaden que un motor de 175 caballos de fuerza —de fábrica— puede alterarse hasta 225; y uno de 225, hasta los 300.
Nelson Parada, quién labora en un taller de Chimaltenango, afirmó que a los buses se les “recorta” la longitud debido a que las carreteras en Guatemala son angostas y se les instaló un sistema de reserva de agua para evitar que se calienten las fricciones.
“No les afecta en nada, quedan hasta mejor, no es para que corran sino para hacerlos menos pesados y eso implica ahora de diésel, de llantas y fricciones. Las fricciones acá mucho se calientan porque las carreteras están inclinadas y se debe frenar constantemente”, explicó.
Parada explica que la modificación de buses se ha vuelto una competencia entre las empresas de transporte
“Si yo le hice algo bueno para una empresa, la otra también lo quiere y hasta algo diferente”, indicó.
Edgar Guerra, jefe de la Defensoría del Usuario del Transporte Público, adscrita a la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), dice que no hay entidad que pueda sancionar la modificación en las unidades.
“Modifican hasta la cantidad de asientos y así lo registran en la DGT. Hay unidades que tienen capacidad para 40 pasajeros pero incluyen más filas de asientos para tenga capacidad de 50 pasajeros”, señaló.
“El cambio más grave es que les colocan motores de tráiler y eso los convierte en bólidos, eso debería ser normado”, agregó.
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Derogan seguro
En junio del 2020, el presidente Alejandro Giammattei, derogó el acuerdo gubernativo que establecía el pago de un seguro obligatorio para los afectados en percances viales ocurridos en el transporte colectivo y de carga a nivel urbano departamental.
La normativa establecía una indemnización para los pasajeros y tripulantes afectados por accidentes en mototaxis, microbuses y taxis. Guerra indicó que el seguro era a nivel nacional, pero solo abarcaría el transporte que funciona en las cabeceras departamentales, y es del Departamento de Tránsito de la PNC que debe retomar el tema.
En cifras
13 mil licencias están registradas en la DGT, cada una puede contener el registro de varios buses. De esa cantidad, el 50 por ciento están activas.
21 mil 740 buses extraurbanos circulan legalmente a nivel nacional.
Este año la DGT contabilizó mil 730 multas de Q25 mil impuestas a buses no registrados en esa dependencia.