La educación media no alcanza a todos, y el sector público es el que menos cobertura da a los jóvenes

La educación media no alcanza a todos, y el sector público es el que menos cobertura da a los jóvenes

El próximo 19 de febrero comienza el ciclo escolar 2025 en el sector oficial, que absorbe solo al 36 por ciento de los estudiantes que cursan la secundaria ―básicos y diversificado―, el resto es cubierto principalmente por los colegios privados. El reto para el Ministerio de Educación (Mineduc) va encaminado a la inclusión de los jóvenes a la educación pública, pero también darles una preparación acorde a las exigencias del mercado laboral, según analistas.   

La matrícula escolar de los últimos años no solo evidencia que son pocos los guatemaltecos que tienen acceso a la educación media ―cerca de un millón 100 mil se inscriben cada año―, sino también que la asistencia a este nivel ha ido en retroceso.

Es un panorama para nada alentador, pues conforme los estudiantes avanzan en la carrera escolar, la brecha en la cobertura educativa se hace mayor. Solo la mitad de quienes terminan la primaria pasan al siguiente nivel —básicos—, y una cuarta parte llega al diversificado.

De acuerdo con el último censo poblacional realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la población entre los 12 años y 17 años ―edades en las que suele cursarse la secundaria― ascendía a 2.3 millones, grupo que conforma la etapa inicial del bono demográfico del país.

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Con ese dato y tomando en cuenta la cantidad de los matriculados en sistema educativo nacional ―institutos públicos, colegios privados, establecimientos por cooperativa y municipal―, cerca de un millón de estos jóvenes estaría fuera del sistema educativo.

En descenso

Los datos proporcionados por la Dirección de Planificación Educativa (Diplan) del Mineduc muestran cómo en siete años la matrícula en secundaría va en retroceso, y aunque en el 2024 los números comienza a recuperarse, aún está distante al registro previo a la pandemia del covid-19.

En el caso del nivel básico, en el 2018 los matriculados eran 805 mil 77. Para el siguiente ciclo se inscribieron 22 mil 240 estudiantes menos; se tuvo otra baja de 19 mil 276 durante el 2020. Pero la mayor caída se observó en el 2021, con una disminución de 51 mil 63. Es a partir del 2023 que los números comenzaron a mejorar y llegaron a 765 mil 202 inscritos en el 2024.

El mismo comportamiento se observa en diversificado, pues en el 2019 la matrícula registró una disminución de 6 mil 324 estudiantes comparado con el año anterior. Los ciclos 2021 y 2022 fueron los más afectados, ya que acumulan una baja en las aulas de 62 mil 300 jóvenes. Hay una mejora a partir del 2023, y el año pasado ya se contaban 365 mil inscritos, pero el número permanece distante a los 422 mil 134 que se contaban siete años atrás, previo al cierre prolongado de los establecimientos educativos por la pandemia.   

 

En siete años los inscritos en el preescolar incrementaron un 6%, pero la cobertura aún es baja, según analistas.  
Alcance limitado

No solo se trata de la baja demanda por cursar la secundaria. Los establecimientos del sector oficial para atender a la población estudiantil a este nivel son contados en el país, y quienes quieren continuar sus estudios pero no tienen los recursos económicos para pagar por su educación, se quedan fuera del entorno escolar.

Hay una escasa oferta de establecimientos públicos que imparten el nivel básico, son tres mil 256 y se concentran en áreas urbanas, mientras que colegios suman cuatro mil 21. La situación es más crítica al momento de pasar al diversificado, pues en el sector oficial solo hay 683 establecimientos versus los cuatro mil 94 que tiene el sector privado. 

Ese limitado acceso a la educación pública hace que cuatro de cada 10 jóvenes en edad para el nivel básico recurran a los colegios privados para continuar con sus estudios. El alcance de la enseñanza oficial es más limitado en el diversificado, pues siete de cada 10 estudiantes son absorbidos por el sector privado.

Además de la limitada oportunidad que tienen los jóvenes de cursar la secundaria, el nivel de desempeño que logran al culminarla es bajo. Los resultados de las últimas pruebas a los graduandos mostraron que el 69.18 por ciento tuvo un nivel de “no logro” en el área de Lectura. En Matemáticas, el 86 por ciento alcanzó un bajo desempeño.

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El informe Marcando el Rumbo, Educación y Tecnología 2023, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), señala que es necesario recuperar la cobertura perdida en el ciclo de educación media a través de estrategias diferenciadas, y plantea como salida hacer alianzas con el sector privado y con el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap) para ofrecer mejores oportunidades a los jóvenes.

Bienvenido Argueta, exministro de Educación, señala que la matrícula estudiantil de la secundaria refleja que la educación está reservada para quienes ocupan los niveles medio y alto en la estructura social del país, pues departamentos con mayor población indígena y en condiciones de pobreza son los menos alcanzados. Se mencionan Huehuetenango, Quiché, Alta Verapaz y Totonicapán, que para el 2023 tenían una tasa neta de cobertura entre el 45% y 55%.

Hay un crecimiento del 2.6% en la matrícula del 2018 al 2024; como sucede en la preprimaria, los programas de apoyo han sumado a ese comportamiento.  

Por otro lado, indica que en el país la secundaria ha sido atendida principalmente por el sector privado, y que el Estado no ha tenido una inversión significativa para desarrollarla en el sector público.

Agrega que la promoción de la matrícula va vinculada a la construcción de edificios escolares, a la contratación de docentes, a generar carreras que articulen el desarrollo social en cada localidad y a la generación de becas de estudio para estos niveles, además de que ya es momento de revisar y actualizar el Currículo Nacional Base (CNB).

Si estas acciones se implementan desde ahora, Argueta señala que los cambios podrían verse en seis años.  

Impacto en el país

David Casasola, del Cien, menciona que Guatemala le apuesta a un modelo que agregue más valor a lo que se produce, a atraer inversión extranjera y generar desarrollo económico, y en este contexto suele hablarse de crear condiciones de seguridad, de certeza jurídica, de mejorar la infraestructura y de instrumentos para atraer inversiones. Sin embargo, se pasa por alto la disponibilidad de capital humano, lo que, al final, resta competitividad al país.

Educar a la población es un primer peldaño para lograr ese desarrollo, como dice Casasola, pero hay desafíos. Desde la oferta, el sector privado alcanza a la mayoría de los estudiantes de secundaria, y quedan fuera los jóvenes que no tienen la capacidad de pago para cubrir una colegiatura. También hay retos en la demanda, pues pareciera que al llegar a cierta edad lo que interesa es generar ingresos, la prioridad es trabajar.  

Si bien la cobertura del nivel básico no es tan baja como la del diversificado, salir de tercero básico no es suficiente para que una persona desempeñe un trabajo cualificado. Según Luis Linares, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), la educación secundaria es fundamental para tener un empleo que no sea en ocupaciones de baja calificación y, por lo tanto, de baja remuneración.

“No solo es construir escuelas, no solo es actualizar el CNB, no solo es facilitar becas estudio, sino como todos esos puntos se conectan para que los jóvenes sean una población educada y que tenga mejores oportunidades para prosperar”. 
David Casasola, analista del Cien

Para ampliar la cobertura del nivel medio, agrega que se puede aprovechar la fuerza docente que hay en los colegios privados, y las instalaciones de los centros de educación primaria, habilitando jornadas vespertinas de diversificado. Casasola añade el facilitar becas de estudio.

Mejorar la cobertura educativa a nivel medio puede que lleve décadas, y el impacto quizá no sea inmediato, como refiere el analista del Cien, aún así, el esfuerzo deber ir encaminado a tener un mejor volumen y mejor calidad de personas del perfil que solicitan las empresas.

La apuesta es que los jóvenes alcancen los conocimientos y competencias establecidas en el CNB, pero también que tengan la enseñanza de un oficio, y que haya una formación de aprendices. “Es seguir un poco el modelo alemán, en donde se aprovecha esa temporada que las personas está en las aulas para darle herramientas y competencias, a fin de hacerlas ciudadanos de bien y productivos”, agrega Casasola.

Un reto más es que el sistema educativo alcance a los denominados NINIS, jóvenes que ni trabajan ni estudian. De acuerdo con Linares, en este grupo se encuentra uno de cada cuatro jóvenes de 15 a 29 años, y la mayoría son mujeres.

“Estas son personas que están desperdiciadas, porque no se están preparando ni si están incorporando al mercado de trabajo. Están perdiendo los años más fructíferos de su existencia, un drama terrible para Guatemala”, dice el analista de Asíes.

La caída en siete años de la cobertura es del 5%, los años de la pandemia fueron los más críticos.

Mientras que Casasola indica que los NINIS son “una bomba de tiempo”.  Por ahora no se vea los efectos de este grupo sobre el desarrollo del país, pero en el largo plazo estos jóvenes crecerán y tendrán necesidades que no podrán satisfacer, al no tener las herramientas para hacerlo.

Esa población joven es el bono demográfico que representa para los países desarrollo de oportunidades, de innovación, evolución en la estructura productiva, pero en el caso de Guatemala, como dice el analista, puede convertirse en una” factura demográfica”, al no generarse las condiciones para que tengan un futuro mejor al de sus padres.

Efecto contrario

Mientas que la matrícula en secundaria ha tenido descensos drásticos, los datos del nivel primario están en el otro extremo. En siete años se han sumado 61 mil 688 estudiantes, ya que de los 2 millones 362 mil 116 que se contaban en el 2018 se dio un salto a 2 millones 423 mil 804 inscritos el año pasado. Acá la cobertura del sector oficial es de nueve por cada 10 estudiantes, y hay 16 mil 499 escuelas para atenderlos.

En el caso de la preprimaria los números también son al alza, y supera el registro prepandemia. Entre el 2018 y el 2024 se contabilizan 37 mil 356 estudiantes más. Pese a ello, la cobertura educativa a este nivel permanece baja. El Anuario Estadístico de la Educación indica que la tasa neta de cobertura es del 64.63 por ciento.

Ante la poca importancia que suele darse a que los niños cursen el preescolar, especialistas en Educación señalan que esta etapa es la base de preparación para el resto de la vida escolar, pues les ayuda a desarrollar la parte psicoemocional, sociológica, aprenden a interiorizar y a compartir. En este nivel los alumnos comienzan a formar el razonamiento lógico matemático, se estimulan áreas del cerebro para iniciarse en la lectura y la motricidad fina para encaminarlos a la escritura.

En proceso

Las autoridades del Mineduc han mencionado que para mejorar el alcance y los aprendizajes en el nivel medio se priorizará el desarrollo tecnológico con el uso de herramientas digitales.

“Está administración prioriza la producción de contenido digital para la secundaria. Esto ya se articula con la política de transformación tecnológica y digital que presentaremos en febrero. Tiene otros componentes que también van por la vía de entregar equipos en los centros educativos de secundaria, conectividad y capacitación docente a nivel tecnológico”, agregó.

Entre el 2018 al 2024 hay 13.5% menos estudiantes, situación que se complica cuando la cobertura estudiantil a este nivel es pobre.  

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