Factores detrás del fracaso de la selección sub 17 de Guatemala en el camino al Mundial de Qatar 2025.
Una vez más, las esperanzas de estar por primera ocasión en un mundial sub-17 se vieron consumidas tras la eliminación de la selección a manos de Haití, que mostró un nivel muy superior y se acreditó su tercera presencia en la máxima cita de la categoría.
Tal y como sucedió en el 2023, Guatemala fue la sede del torneo clasificatorio, y el resultado volvió a ser el mismo; la selección volvió a ver cómo el rival le arrebataba el tan anhelado pase.
En cuestión de 15 años, el país ha sido sede de tres eliminatorias y solo n una ocasión la Bicolor ha aprovechado la localía para festejar una clasificación mundialista. Fue en el 2011, para el premundial sub-20.
Para esta cita, el formato cambió y en el grupo de Guatemala no figuraban los llamados grandes de la región, por lo que todo parecía que el camino se tornaba menos complicado para llegar a Qatar. La Bicolor tuvo un largo camino de preparación, con muchos trabajos en los microciclos y hasta campamentos fuera del país, pero al final no le alcanzó a Rigoberto Gómez ni a sus dirigidos para conseguir el objetivo.
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Tres partidos separaban al combinado nacional de lograr la hazaña, pero desde el primer compromiso se le vio que no la pasaría bien. A pesar de sus dos victorias, Guatemala no mostró un buen nivel y en el partido trascendental el rival fue muy superior y la Bicolor no encontró el rumbo para hacer valer su localía.
Dirigencialmente, hay responsabilidad de este nuevo tropiezo, ya que la rotación Gómez y Cabrera no cambió el resultado, y fue lo mismo que hace dos años.
Carencia de juego colectivo
Desde el primer juego, la selección nacional nunca mostró un estilo definido de juego.
Mucho individualismo le terminó pesando al final del certamen, ya que nunca se vio una asociación dentro del terreno de juego y, por ello, tanto en el primer juego como en el último contra Haití, la Bicolor no tuvo consistencia en el ataque que al final le pasó factura.
La falta de comunicación y carencia de juego en conjunto fue uno de los declives del combinado nacional. (Foto Prensa Libre: Douglas Suruy Franco).
Un equipo físicamente mermado
Los jugadores sufrieron mucho en los tres partidos, ante la rapidez de los caribeños. Pocos jugadores mostraron estar a la altura de la exigencia del torneo. Además, se cometió la imprudencia de darle participación a Claudio de Oliveira, quien era de las otras cartas fuertes de este proceso, pero llegó lesionado al premundial y contra Haití se volvió a resentir a tan solo minutos de haber ingresado.
Claudio de Oliveira llegó al premundial con una lesión en el muslo derecho. (Foto Prensa Libre: Douglas Suruy Franco).
Dependencia de su referente
Con tres goles marcados, Marvin Ávila fue el goleador de la Sele en el premundial. El delantero era el de mayor experiencia y, por ello, se le vio muy cargado con la responsabilidad de sacar a flote al equipo.
Hubo mucha dependencia de lo que generara de juego y lo que pudiera resolver. Mostró mucho individualismo, al no encontrar un socio en la ofensiva.
Marvin Ávila siempre tuvo más de dos marcas sobre él, y aun así fue el más desequilibrante.. (Foto Prensa Libre: Douglas Suruy Franco).
Rotación en el banquillo sin éxito
En el premundial del 2023, que también se disputó en Guatemala, el mexicano Marvin Cabrera era el director técnico y Rigoberto Gómez su asistente.
Tras el intento fallido de no clasificar al mundial, la dirigencia de la Fedefut puso a Gómez al frente y a Cabrera como asistente.
Al final, el resultado fue el mismo, la Bicolor volvió a quedar eliminada en casa.
Marvin García —izquierda— y Rigoberto Gómez han fallado en los dos últimos premundiales. (Foto Prensa Libre: Douglas Suruy Franco).