Los Huistas, el cartel que nació en Huehuetenango: cocaína, metanfetamina, lavado de dinero y política
La organización Los Huistas, el cartel que surgió en Huehuetenango, en la zona noroccidental de Guatemala, se expandió, al igual que otras redes criminales dentro de la industria ilegal, para mantenerse en el mundo del narcotráfico, impulsado por una alta demanda de drogas que surgió hace décadas en Estados Unidos y otras latitudes.
Este grupo delictivo es fundado por Eugenio Darío Molina López, conocido como el Botas, y Aler Baldomero Samayoa Recinos, Chicharra.
El nombre los Huistas surge por el área geográfica que de los municipios de Concepción Huista, San Antonio Huista, y Santa Ana Huista, este último frontera con México.
Al ser un territorio fronterizo, el clan de Los Huistas convirtió esta zona en un punto clave de influencia para el contrabando de cocaína, metanfetamina y heroína desde su base en Guatemala hacia Norteamérica.
Para lograrlo, estableció conexiones con organizaciones mexicanas como el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación, con las que se involucró en la producción, distribución y venta de sustancias prohibidas, alertó el Departamento del Tesoro de Estados Unidos al sancionar a la organización en 2022.
Para entonces, el grupo Los Huistas ya había evolucionado.
Evolución de Los Huistas
En sus inicios, se dedicaron al cultivo de amapola en los valles y montañas de Huehuetenango, un entorno propicio donde los comunitarios conocían bien el terreno.
Posteriormente, de la misma manera expandieron sus operaciones a su territorio más cercano, San Marcos y, con el crecimiento del narcotráfico, ampliaron sus actividades ilícitas hasta la importación de precursores químicos provenientes de China para fabricar metanfetaminas.
“La cocaína, metanfetamina, y heroína consumidas en Estados Unidos están frecuentemente adulteradas con fentanilo, el cual puede significativamente incrementar la posibilidad de sobredosis y muerte de sus consumidores”, declaró los EE.UU. en la sanción contra la organización.
Además, establecieron redes de lavado de dinero como su brazo financiero para manejar sus ganancias ilícitas.
Este crecimiento estuvo acompañado de un vértice de violencia, que ha afectado a los comunitarios de los municipios que están empañados al llevar el nombre del clan: San Antonio Huista, Santa Ana Huista y Concepción Huista.
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Estos tres poblados, que alguna vez fueron comunidades apacibles, han sufrido las consecuencias devastadoras del narcotráfico: costos humanos, pérdida de seguridad y tranquilidad debido a la actividad de este y otros grupos del crimen organizado.
Un fenómeno de desestabilización que actualmente, se extiende por el continente y mantiene activas las alertas en Estados Unidos.
El grupo surgió como organización delictiva a finales de los años 90, según diversos informes oficiales y reportajes de investigación.
La organización Global Financial Integrity (GFI), un centro de estudios con sede en Washington D. C., señala que Los Huistas también se dedican al lavado de dinero, tráfico de armas y de personas —conocido como coyotaje—, así como al contrabando y a diversos actos de corrupción.
El grupo delictivo también ha diversificado sus ingresos con la operación de hoteles, resorts y restaurantes, de acuerdo con el informe de GFI.
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De acuerdo con esta fuente, la organización mantiene conexiones poderosas a nivel local e internacional, a pesar de que sus bases se encuentran en zonas recónditas del occidente del país.
Quiénes son Los Huistas
Fue hasta marzo de 2022 que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos consignó que el clan, con operaciones en Huehuetenango, colaboraba con los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación en el tráfico de cocaína, metanfetamina y heroína hacia EE. UU.
Entre los sancionados figuran:
Eugenio Darío Molina López: Uno de los líderes principales. Supervisaba el tráfico de cocaína desde Sur y Centroamérica hasta México. Acusado en EE. UU. en 2019. Se ofrece una recompensa de USD 10 millones por su captura.
Aler Baldomero Samayoa Recinos (“Chicharra”): Coordinador del transporte de cocaína de Huehuetenango a Chiapas y operador financiero del grupo. Acusado en EE. UU. en 2018. Reportes lo vinculan con la política guatemalteca a través del Parlacen y el partido Unión del Cambio Nacional (UCN). Fue detenido el martes 11 de marzo del 2025.
Axel Bladimir Montejo Sáenz: Yerno de Molina López, lugarteniente clave y coordinador del transporte de narcóticos. Acusado en EE. UU. en 2017.
Freddy Arnoldo Salazar Flores: Yerno de Samayoa Recinos, maneja almacenamiento y transporte de cocaína. También es diputado del Parlacen. Acusado en EE. UU. en 2016.
Werner Darío Molina Montejo: Hijo de Molina López. Participa en las relaciones comerciales de la organización.
Ervin René Moreno López: Contador de una empresa controlada por Molina López.
Roger Antulio Samayoa Montejo: Hijo de Samayoa Recinos, lugarteniente y coordinador de operaciones.
En marzo de 2022, EE. UU. sancionó a los líderes del grupo y ofreció recompensa por uno de ellos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)
Red del clan y sus conexiones con las élites políticas
Aunque se ofreció una recompensa millonaria, la justicia estadounidense aún busca capturar a Molina López, alias “don Darío”.
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Estados Unidos señala que el grupo se convirtió en una estructura organizada cuyos integrantes han logrado evadir a las autoridades durante años, en parte gracias a sus conexiones con empresarios, autoridades policiales y políticos locales.
En el caso de Samayoa Recinos, alias Chicharra, su familia mantiene vínculos con la política guatemalteca a través del Parlacen y el partido UCN, cuyo fundador, Mario Estrada, fue condenado en EE. UU. por tráfico de drogas.
El esposo de su hija, Freddy Salazar, fue diputado al Parlacen y perdió su inmunidad en 2023 por supuestos nexos con el clan del narcotráfico.
elPeriódico reveló que Salazar habría financiado con US$10 millones la campaña del partido Vamos. Además, su familia intentó participar en las elecciones de 2023 con Prosperidad Ciudadana, pero el partido fue excluido.
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En el caso de la diputada Sofía Hernández, representante de Huehuetenango, sus vínculos también son familiares con el grupo Los Huistas.
Su sobrino, Augusto Jean Carlo Castillo Hernández, conocido como “Metal” o “Joker”, fue capturado en 2021 y extraditado a EE. UU. por tráfico de drogas.
En marzo de 2024, se declaró culpable de conspirar para enviar 2 mil kilos de cocaína a los carteles de México, con conocimiento de que la droga llegaría a Estados Unidos.
El hermano de la diputada, Henry Hernández Herrera, aceptó su implicación en el caso Los Huistas y fue condenado en 2021 por obstrucción a la justicia. Aunque recibió una pena de tres años, quedó en libertad tras un procedimiento abreviado.
En enero de 2022, fue asesinado durante un partido de fútbol en Jacaltenango, Huehuetenango, tras una discusión en el campo.
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