Préstamos a agricultores Crédito Tob’anik estarían disponible en marzo 

Préstamos a agricultores Crédito Tob’anik estarían disponible en marzo 

Los primeros créditos del fondo de Q500 millones para pequeños y medianos productores, anunciado por el Gobierno a principios de año, podrían empezar a asignarse y desembolsarse en marzo.

Según Nick Kenner, viceministro de Desarrollo Económico Rural del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga), la espera se debe a que el reglamento se publicó hasta el 27 de diciembre de 2024. Sin este, no se podían definir aspectos como los requisitos para los bancos y cooperativas. Añadió que hasta enero el Crédito Hipotecario Nacional (CHN) pudo comenzar a evaluar los perfiles de algunas cooperativas interesadas en acceder a dichos créditos.

A pesar de que en la página web del CHN ya hay un apartado para ver las entidades financieras que otorgarían los préstamos, todavía no está funcional.

Luis Alberto Pérez, gerente de banca Mipyme del CHN, aseguró que cooperativas de 11 departamentos han mostrado interés en el financiamiento. “Creo que vamos a arrancar con las Verapaces. (El sector) Occidente ha tenido mucho interés, en el área de Quiché”.

Kenner reiteró que, durante febrero, esperan contar con algunos convenios firmados para que luego las cooperativas puedan iniciar su proceso normal de acceso a crédito. Según el viceministro del Maga, las cooperativas tardan alrededor de un mes en evaluar un crédito. Esto significa que, si se cumplen las estimaciones, los primeros fondos podrían otorgarse a finales de marzo a los productores calificados.

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Mientras el CHN se encargará de otorgar los fondos a las instituciones financieras, el Maga supervisará y dará seguimiento a los objetivos del programa. Según Kenner, se pretende que el fondo sea revolvente, es decir, que se reintegre periódicamente. Su vigencia será de 15 años, de los cuales 12 serán para la concesión de créditos y los últimos tres, para recuperar la cartera. “Nosotros tenemos que devolver al Estado, al finalizar esos 15 años, 500 millones”.

El seguimiento es esencial, según Ana Contreras, gerente de Agexport Consulting Group, quien destacó la importancia de un monitoreo técnico a los agricultores beneficiados. Kenner explicó que, en cada municipio, cuentan con un representante de extensión rural, quien será capacitado para dar seguimiento a los productores.

¿De alto riesgo?

Menos del 5 % de la cartera de créditos del sector privado tiene como destino el financiamiento de proyectos productivos relacionados con los sectores agropecuario o agroindustrial, reclama Carla Caballeros, directora ejecutiva de la Cámara del Agro (Camagro). Ricardo Santa Cruz, representante de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport) en el Consejo Directivo de GuateInvierte, complementa al afirmar que el agro es el sector productivo con mayores dificultades para acceder a servicios financieros “debido a los riesgos que implica la agricultura”.

Asimismo, según Ana Contreras, los requisitos que establecen los bancos siguen siendo “limitantes” para que las personas, especialmente del sector agrícola, accedan a créditos. “Hay que reconocer que mucha de la actividad agrícola se desarrolla en la informalidad”, expresa Santa Cruz, quien añade que pocos micros, pequeños y medianos productores están bancarizados.

Además, Contreras señala que uno de los principales obstáculos es la falta de financiamiento adaptado a las necesidades de los productores, en particular a la estacionalidad de los cultivos y los riesgos que conlleva. Santa Cruz enumera algunos de estos riesgos, como plagas, semillas de mala calidad, problemas operativos y el impacto del cambio climático.

Necesidades crediticias y regiones

Según Contreras, con base en información recabada mediante encuestas sobre necesidades de financiamiento, los montos que se demandan en el sector agrícola oscilan entre Q25 mil y Q500 mil en créditos. No obstante, según Pérez Cantoral, a un mediano productor se le otorgará hasta Q300 mil y a los pequeños, un máximo de Q150 mil.

Para Santa Cruz, el crédito Tob’anik no debería implementarse en todo el país, sino en regiones, departamentos y municipios con ventajas para reducir los riesgos. “Si se trata de apoyar a pequeños productores que hacen cosechas para exportación, hay municipios reconocidos por la producción de vegetales y frutas”, señala. Según el representante de Agexport, estas zonas ya cuentan con capacidad, experiencia y mercado.

Pérez Cantoral indica que alrededor de 20 entidades financieras han manifestado interés en el programa, de las cuales tres han iniciado la apertura de expedientes y se encuentran en proceso de revisión y análisis. A partir de esto, Pérez explica que el Crédito Hipotecario Nacional (CHN) actuará como banca de segundo piso y otorgará los recursos a las entidades financieras. Por su parte, Nick Kenner señala que se priorizará a las entidades financieras y cooperativas ubicadas en el occidente del país, para apoyar a agricultores en San Marcos, Huehuetenango, Quiché, Cobán y Baja Verapaz.

Santa Cruz considera que la implementación de dicho programa tomará tiempo debido a los procedimientos y reglamentos que se deben cumplir. “No es sencillo. No se trata de repartir el dinero a lo loco, sino de establecer procedimientos claros que, al mismo tiempo, no se conviertan en una barrera burocrática que impida su otorgamiento”.

Kenner aclara que los bancos no podrán acceder a más de Q100 millones del fondo de crédito, mientras que las cooperativas de ahorro y crédito podrán solicitar hasta Q70 millones.

Tasas competitivas

Desde la perspectiva de Carla Caballeros, las tasas deben ser competitivas, a largo plazo y con periodos amplios para el retorno.

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Para el funcionamiento de estos créditos, Ricardo Santa Cruz asegura que el programa debe contar con una tasa de interés atractiva y competitiva, sin reducirlas a niveles de cero, pero sí facilitando el acceso a un nivel adecuado. Para Santa Cruz, la tasa de interés que llega al usuario no debería exceder el 20 %. “Que oscile entre el 10, 12 y 15 % sería ideal”, argumenta y agrega que no serían las más bajas del mercado, pero tampoco las más altas.

Según Luis Pérez, el fondo, con sus características, tiene una tasa máxima del 13.5 % y además contempla un seguro para efectos climáticos. “Ese seguro busca ayudar en algún momento a los agricultores si existe un exceso de lluvia o una sequía”.

Para Santa Cruz, lo ideal es que los otorgantes de crédito cuenten con suficiente capacidad de análisis y velocidad de respuesta, para evitar que el programa se convierta en un cuello de botella e impedir que proyectos viables queden fuera. Además, enfatiza que es importante monitorear el nivel de morosidad, que idealmente debería situarse en un 5 %, ya que esto sería un buen indicador del éxito del programa.

Realidad del agro

Marta Elisabeth Chiroy es una agricultora que produce zanahorias, arvejas, coliflor y ejote, productos que exporta al mercado internacional. Asegura que, a partir de los créditos otorgados por la Cooperativa 4 Pinos, los productores tienen mayor capacidad para asumir riesgos. “No nos cobran un alto interés y tampoco nos exigen pagarlo inmediatamente”, explica. En el último año, ha producido 23 mil libras de diversas verduras.

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Por otro lado, Inaldo Recopachi es otro productor agrícola que abastece el mercado local. Hace poco logró acceder a un crédito que le permitió mejorar sus operaciones y adquirir insumos esenciales, como semillas y fertilizantes. Antes de recibir dicho financiamiento, comenta que podían pasar hasta seis meses sin cosechar.

Según Santa Cruz, los pequeños y medianos productores, como Chiroy o Recopachi, suelen necesitar financiamiento para sus operaciones en campo.

Entre los beneficios de contar con un crédito, Santa Cruz puntualiza que permite mitigar los riesgos que implica la producción agrícola.

“Tener la facilidad o la certeza de que puede acceder a un servicio financiero, a un crédito bancario, de una cooperativa o incluso a un crédito comercial con su proveedor, puede salvar su operación”, indica. Añade que esto evitaría que los productores recurran a prestamistas locales, cuyos intereses pueden volverse demasiado altos.

Además, Pérez asegura que los créditos se manejarán por ciclos de producción, lo que permitirá a los productores acceder a dos créditos en un mismo año. “Eso hace que este fondo sea muy dinámico”, afirma.

Por otro lado, la agricultura, enfatiza Caballeros, es la base de la seguridad alimentaria en Guatemala, por lo que el consumidor también se beneficiaría de estos créditos. Según Santa Cruz, estos podrían traducirse en mayor oferta y calidad, así como en mejores precios. “Todos los costos que tiene un producto se trasladan al precio de consumo final”, destaca Caballeros.

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