El drama de las comadronas: Salud aún no define de dónde saldrán los fondos para darles un incentivo de Q4 mil

El drama de las comadronas: Salud aún no define de dónde saldrán los fondos para darles un incentivo de Q4 mil

Cada mes, alrededor de 20 mujeres embarazadas acuden con la abuela comadrona María Elena Cuxe para que las evalúe y acompañe hasta el alumbramiento. Ella las atiende en su idioma materno ― kaqchikel― y bajo sus costumbres, eso las hace sentir cómodas, además de que está disponible las 24 horas en el caserío Asunción Chivoc, San Juan Sacatepéquez.

“Atendemos a cualquier hora, no tenemos vacaciones, ni sábados ni domingos. Si estamos comiendo o durmiendo vamos a las casas de las embarazadas”, relata la comadrona, pues el centro de salud está a 45 minutos y el hospital a casi dos horas, y para llegar los caminos se encuentran en malas condiciones, lo que representa un riesgo para una mujer encinta.

“No solo recibimos bebés, curamos a los niños. La hacemos de pediatra, de ginecólogo, igual, si hay personas con fiebre les damos medicina natural”, dice Cuxe, atención por la que muchas veces no les pagan debido a las condiciones socioeconómicas en las comunidades.  

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“Si son emergencias uno va, tenga o no dinero la persona, uno salva la vida de la paciente y del bebé”, agrega. Al mes atiende entre dos y tres partos, ya que cada vez hay más embarazos de alto riesgo, los que remite al hospital.

Trabajo necesario

Las comadronas son el “brazo derecho” del Ministerio de Salud en las comunidades, pues ellas tienen presencia donde no hay cobertura en salud. De esa cuenta, el Congreso de la República aprobó el pasado 25 de febrero que se les entregue Q4 mil, en dos pagos de Q2 mil cada uno. El primero será el 19 de mayo y el segundo seis meses después.

“Son Q11 al día, no es un pago sino un reconocimiento a la labor de las comadronas por parte del Estado. Es un aporte simbólico y motivador para continuar con nuestra labor”, dice Angelina Sacbaja, vicepresidenta del Movimiento Nacional de Comadronas Nim Alaxik.   

Al momento de aprobar el decreto, el Congreso reportó 23 mil 500 parteras, dato que no coincide con el del Ministerio de Salud, que registra 19 mil 462 ―hasta diciembre del 2024―, la discrepancia podría ser por fallecimientos o porque algunas dejaron de trabajar por su avanzada edad, según Sacbaja.

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Pero es el dato del Ministerio de Salud el que al final determinará cuántas comadronas serán beneficiadas. Si el número se mantiene, la cartera deberá desembolsar Q38.9 millones en mayo próximo, y para el 19 de noviembre una cantidad similar, como lo establece el Decreto 4-2025, que fue aprobado de urgencia nacional por los diputados.

Por el momento, Salud analiza si tiene los fondos suficientes para entregar los Q4 mil a cada comadrona. De lo contario, se considerará la readecuación al presupuesto o gestionar una ampliación presupuestaria, como informó la cartera.

El ministerio reconoce a las comadronas como sus aliadas, pues ellas son agentes comunitarias de salud, se convierten en consejeras, atienden partos y acompañan a las familias, a las embarazadas, puérperas y neonatos principalmente, y contribuyen al impulso del cuidado materno-neonatal con pertinencia cultural, ya que conocen los contextos y muchas de ellas hablan los idiomas de la localidad.

Más allá del parto

Según la cartera de Salud, en el 2023 el Instituto Nacional de Estadística (INE) reportó que las abuelas comadronas atendieron 73 mil partos, lo que representa un 21 por ciento de los alumbramientos registrados ese año. Sacbaja añade que en el occidente del país atienden más del 70% de los nacimientos.

Cuxe ya perdió la cuenta de cuántos bebés ha ayudado a traer al mundo, pues tiene 39 años de ser abuela comadrona. Considera que este es un don y una misión de vida, una herencia generacional para preservar los conocimientos y la sabiduría ancestral que comparte con su comunidad.

“Somos el brazo derecho del Ministerio de Salud, estamos en todo el país, no tenemos horario, estamos las 24 horas prestas y dispuestos a ayudar. Estamos en la primera línea de atención”, dice la vicepresidenta de Nim Alaxik.

Para poder ejercer su labor, cada abuela comadrona debe estar inscrita ante el servicio o distrito de salud de su localidad, y para lograrlo hay lineamientos que debe cumplir, además de tener experiencia y hacer una pasantía en los servicios de salud, debe ganarse la confianza de la comunidad. Este proceso puede llevar años y les permite obtener un carné que las autoriza a atender los partos y registrar a los bebés que reciben.

En Huehuetenango, Alta Verapaz y Quiché se encuentra el 42.7 por ciento de las que están inscritas. Estos departamentos tienen la incidencia más alta de pobreza en el país, según reporte del INE, con 81.2 por ciento, 90.3 por ciento y 86.4 por ciento, respectivamente.

Lucha de años

Sacbaja menciona que la lucha por la dignificación de las abuelas comadronas lleva años. En el 2022 se aprobó la ley que declara el 19 de mayo de cada año el Día Nacional de la Comadrona Guatemalteca IYOM y/o RATI’T AK’AL, y en la que se estableció un apoyo económico de Q3 mil anuales, entregado en dos partes.

Sin embargo, era un artículo transitorio. En el Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado del 2023 se tenía previsto fondos para entregarles el incentivo, sin embargo, no fue aprobado, y lo mismo sucedió en el 2024.  

Luego de dos años de romería en distintas bancadas del Congreso, el pasado 25 de febrero se aprobó a través de una enmienda elevar el incentivo a Q4 mil en dos pagos, y que no será necesaria la acreditación mediante carné para que las comadronas lo reciban.

Además, se estableció que tanto el Ministerio de Salud como el de Finanzas deben revisar cada dos años la posibilidad de un incremento en la suma de acuerdo con el costo de la canasta básica.

“Es profundo y significativo para nosotros, con esto el Estado de Guatemala dice: ‘sí existen las comadronas en Guatemala y les estamos dando la importancia que merecen’”, señala Sacbaja, pues esto parte de la dignificación que el grupo ha buscado.

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