Cinco años del covid-19 en Guatemala: de pandemia a enfermedad endémica
La neumonía de Wuhan, como se conoció en un inicio al covid-19, parecía una enfermedad concentrada en aquella ciudad china, donde se detectó el primer caso en diciembre del 2019. Se propagó con rapidez al resto del mundo y, el 30 de enero del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la situación como una emergencia sanitaria internacional, que luego alcanzó el nivel de pandemia.
El 13 de marzo del 2020, en una actividad pública, el entonces presidente Alejandro Giammattei recibió una llamada telefónica. Frente a las cámaras que transmitieron el momento, anunció que el temido virus había llegado al país.
Se confirmó el primer caso, un guatemalteco de 27 años que había retornado de Madrid, España. Dos días después, se informó de la primera muerte, un paciente de 85 años que también había estado en Europa.
Después de cinco años, un millón 304 mil 695 casos acumulados, 20 mil 323 fallecidos y 7 millones 145 mil 739 personas vacunadas con esquema completo -dos dosis-, en Guatemala el covid-19 se considera una enfermedad endémica.
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A 1.5 metros de distancia
Aquellos primeros casos desencadenaron una serie de medidas sanitarias y restricciones para contener el virus. El uso de mascarilla fue obligatorio. Se cerraron las fronteras y los aeropuertos, comenzaron los toques de queda y el confinamiento en los hogares. Las calles quedaron desiertas. Se suspendieron las clases presenciales en los establecimientos educativos y se adoptó el teletrabajo.
La alarma llevó al acaparamiento de alimentos y otros productos esenciales. Para abastecerse, las familias debían ajustarse a los horarios restringidos en mercados y puntos de venta. Se estableció una distancia obligatoria de 1.5 metros entre personas.
Los hospitales desbordados eran la estampa diaria y los contagios aumentaban, al igual que las muertes. Quedó en evidencia un sistema de salud fracturado, con infraestructura insuficiente y desabastecido para atender a la población. Mientras tanto, médicos y enfermeros se enfrentaban a un virus desconocido sin los recursos suficientes.
Durante el primer año de la pandemia de covid-19 en Guatemala, los hospitales estaban desbordados de pacientes. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)
Se crearon cinco hospitales temporales para atender casos de covid-19 y dar un respiro a la red hospitalaria, pero no lograron aliviar la crisis, pues faltaba personal, equipo y medicamentos.
Durante el primer año de la pandemia, en el país se realizaron 609 mil 672 hisopados y se detectaron 136 mil 363 casos. Fallecieron 5 mil 951 guatemaltecos, cifra que se contabilizaba en el Tablero de Situación de covid-19 en Guatemala, del Ministerio de Salud.
EnEn el primer año de la pandemia, en el Cementerio General se llegaron a realizar entre 20 y 25 inhumaciones diarias de personas que fallecieron por covid-19. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
La rápida dispersión del virus elevó la demanda de pruebas para detectar la enfermedad. Ante la falta de test en los servicios públicos para cubrirla, los laboratorios privados comenzaron a realizarlas. Los precios de las pruebas rápidas (antígeno) llegaron a Q600, y las moleculares (PCR), a Q5 mil.
A la fecha, los tres municipios con menos contagios reportados son Concepción, con 15 casos; San Marcos La Laguna, con 16; y San Pablo La Laguna, con 20. Los tres se ubican en Sololá.
Esperanza en un vial
En una carrera contrarreloj, varios laboratorios desarrollaron una vacuna contra el covid-19, que se propagaba a un ritmo acelerado. El 2 de diciembre del 2020, una vacuna creada por BioNTech y Pfizer fue aprobada para uso de emergencia en Estados Unidos, donde comenzó a aplicarse.
Más biológicos fueron aprobados, pero Guatemala iba tarde. Fue hasta el 25 de febrero del 2021 que llegaron 5 mil dosis donadas por Israel, destinadas al personal sanitario de primera línea.
La enfermera Magdalena Guevara González fue la primera persona vacunada contra el covid-19 en Guatemala. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL).
Las vacunas comenzaron a ingresar al país a cuentagotas, y la cartera de Salud desarrolló el Plan Nacional de Vacunación para inmunizar a la población por fases. La prioridad eran los grupos vulnerables, como médicos y enfermeros, personas de la tercera edad y mujeres embarazadas. Sin embargo, el proceso estuvo marcado por la discrecionalidad.
Al 31 de diciembre del 2022, el país había recibido 27.8 millones de dosis y, según el informe Desigualdad y Vacunas en Guatemala, del Laboratorio de Datos, el 44.73% fueron donadas por Israel, Estados Unidos, España, Suiza, Corea, Canadá, República Dominicana, México e India.
Se compraron 15.4 millones de dosis. El 48.7% se adquirió a través del mecanismo Covax y el 51.23% se negoció con Rusia: 8 millones de dosis de Sputnik V, por las que se pagó Q614.5 millones.
El 24 de diciembre del 2023 ingresó el último lote de vacunas donadas conformado por 100 mil dosis otorgadas por Suiza.
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Según el Tablero de Situación Covid-19 en Guatemala, las dosis administradas hasta la fecha son 20.4 millones. Solo el 48.11% de la población tiene el esquema completo (dos dosis), y la mayor cobertura se logró en el grupo de 60 a 69 años. Únicamente se alcanzó al 19.2% de menores entre los 6 y 11 años.
El municipio con menos vacunados es San Lorenzo, Suchitepéquez, donde solo el 5% de las personas tiene el esquema completo.
Se habilitaron mil 524 puestos de vacunación distribuidos en distintos puntos del país, concentrados principalmente en la capital y áreas urbanas, lo que el Laboratorio de Datos calificó como una cobertura desigual.
En Guatemala se perdieron 7.7 millones de dosis de la vacuna contra el covid-19, de las cuales 4.8 millones eran Sputnik V. El precio unitario de la vacuna rusa era de Q76.80 —sin el flete—, por lo que el país perdió Q370. 5 millones.
Guatemala compró a Rusia 16 millones de dosis de la vacuna Sputnik V. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Por irregularidades en la compra del biológico ruso el Ministerio Público (MP) abrió una investigación en mayo del 2020. Han transcurrido 47 meses y la Fiscalía informó que “se encuentra en desarrollo”.
En abril del 2024, el Ministerio de Salud, la Procuraduría General de la Nación (PGN) y la Comisión contra la Corrupción interpusieron una denuncia contra la exministra de Salud, Amelia Flores, por dudas en la negociación para adquirir 16 millones de dosis de Sputnik V. El MP la agregó al proceso de investigación del 2020.
El gobierno de Bernardo Arévalo denunció a la exministra de Salud, Amelia Flores, por la compra anómala de vacunas Sputnik V. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
Covid-19: un virus estacional
En mayo del 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el covid-19 se había convertido en una enfermedad endémica, con lo que aceptaba el fin de la emergencia sanitaria mundial y confirmaba que el virus se volvía estacional, con mayor presencia en épocas frías. Guatemala se sumó a esa declaración en diciembre de ese año.
La cartera de Salud ya no considera el covid-19 como una amenaza, pues es una enfermedad endémica, y señala que se trata de una infección respiratoria que debe mantenerse bajo vigilancia.
“El covid vino para quedarse y habrá brotes esporádicos. Ya no es el que vimos al principio, ahora es una cepa menos agresiva y contagiosa, cuyo tratamiento es menos agresivo; sin embargo, se sigue monitoreando. No es el mismo covid que nos encerró ni vamos a llegar a esos extremos”, dijo Joaquín Barnoya, ministro de Salud.
Durante la pandemia Durante la pandemia, había una alta demanda de pruebas de covid-19 en Guatemala. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)
El reporte de casos positivos durante el 2025 ha disminuido. Del 1 de enero al 9 de marzo, el acumulado es de 502, según el Tablero de Situación Covid-19. No hay fallecidos. La demanda de hisopados para detectar la enfermedad también descendió. La cartera informó que al 11 de marzo se había tamizado a 28 mil personas, un promedio de 400 diarias.
Salud indica que tiene 173 mil pruebas disponibles distribuidas en distintos departamentos del país y en la bodega central.
No hay vacunas desde que se vencieron las últimas en mayo del 2024. El ministro Joaquín Barnoya no descarta la compra de más e indicó que antes se debe establecer qué cepa del virus circula actualmente en el país y asegurar que las vacunas disponibles protejan contra dicha variante.
173 mil pruebas para detectar covid-19 hay disponibles en el país, según el Ministerio de Salud
Según el Laboratorio Nacional de Salud, actualmente circula la variante ómicron, y los sublinajes predominantes son LF.7.2.1 y LF.7, con baja capacidad de enfermar o contagiar, por lo que no son de interés ni de monitoreo.
Barnoya ha indicado que el covid-19 es una enfermedad estacional y que seguirán habiendo casos. Ejemplo de ello es que en el Hospital Roosevelt hace dos semanas se detectó un brote entre el personal. Por ello, las autoridades del centro asistencial mantienen obligatorio el uso de mascarilla entre médicos, enfermeros y demás recurso humano que tiene contacto con pacientes, para prevenir la transmisión.
Preocupación por el postcovid
La médica Iris Cazali, jefa de Infectología del Hospital Roosevelt, indica que en la actualidad las manifestaciones del covid-19 son similares a un cuadro gripal, como malestar corporal, dolor de cabeza, tos, estornudos y secreción nasal. Sin embargo, lo que preocupa es el “postcovid”, cuyos síntomas pueden durar meses o años.
“Es una entidad que está afectando a las personas que tuvieron covid, incluso a aquellas que no presentaron una manifestación severa. Es un síndrome que puede afectar el corazón —se habla de arritmias e infartos—, los pulmones y causar cambios a nivel cerebral”.
Iris Cazali, jefa de Infectología del Hospital Roosevelt,
La infectóloga señaló que no hay un diagnóstico de laboratorio que permita identificar si una persona tiene postcovid; no obstante, cuando se presentan cuadros “inexplicables” y existe el antecedente de haber tenido covid-19, es factible pensar que se trata de secuelas de la infección.