Trump congela medios públicos de EE. UU. que operan en el extranjero, entre ellos la Voz de América
La administración de Trump suspendió ese día a los periodistas de VOA y de otras emisoras financiadas por Estados Unidos, congelando abruptamente medios de comunicación considerados durante mucho tiempo esenciales para contrarrestar la ofensiva informativa de Rusia y China.
Cientos de reporteros y otros miembros del personal de VOA, Radio Free Asia, Radio Free Europe y otras emisoras recibieron un correo electrónico en el que se les prohibía el acceso a sus oficinas y se les solicitaba entregar sus pases de prensa, teléfonos de oficina y otros equipos.
Trump, quien ya ha debilitado la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y el Departamento de Educación, emitió el viernes una orden ejecutiva que incluye a la Agencia Estadounidense de Medios Globales entre los “elementos de la burocracia federal que el presidente ha determinado que son innecesarios”.
Kari Lake, ferviente partidaria de Trump y expresentadora de noticias en Arizona, fue designada directora de la agencia de medios tras perder una candidatura al Senado. En un correo electrónico enviado a los medios de comunicación que supervisa, aseguró que los fondos de las subvenciones federales “ya no responden a las prioridades de la agencia”.
Un funcionario de prensa de la Casa Blanca, Harrison Fields, adoptó un tono mucho menos formal al escribir en X simplemente “adiós” en 20 idiomas, en aparente referencia a la cobertura multilingüe de VOA.
El director de Radio Free Europe/Radio Liberty, que comenzó a transmitir en el bloque soviético durante la Guerra Fría, calificó la cancelación de la financiación como un “regalo masivo a los enemigos de Estados Unidos”.
Los medios de comunicación financiados por el gobierno estadounidense se han reorientado desde el final de la Guerra Fría, dejando de lado gran parte de su programación dirigida a los países democráticos de Europa Central y Oriental y enfocándose en Rusia y China.
Radio Free Asia, creada en 1996, considera que su misión es informar sin censura en países donde no hay medios de comunicación libres, como China, Birmania, Corea del Norte y Vietnam.
“No se trata solo de perder el salario. Tenemos personal y contratistas que temen por su seguridad: reporteros que trabajan bajo el radar en países autoritarios de Asia o empleados en Estados Unidos que temen ser deportados si su visa deja de ser válida”, dijo un trabajador de la cadena.
Los congresistas demócratas Gregory Meeks, principal representante de su partido en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, y Lois Frankel afirmaron en un comunicado conjunto que la decisión de Trump “causa un daño duradero a los esfuerzos de Estados Unidos para contrarrestar la propaganda en el mundo”.
Estos medios cuentan con una barrera editorial y una garantía declarada de independencia, pese a recibir financiamiento del gobierno estadounidense.
Esta política ha generado molestia en algunos sectores cercanos a Trump, quien ha arremetido reiteradamente contra la prensa. Durante su primer mandato, sugirió que los medios financiados por el gobierno deberían promover sus políticas.