Gobierno a examen: Mejoras en la red pública hospitalaria aún no se perciben
En el 2024 el Ministerio de Salud tuvo varios cambios en su cúpula. Óscar Cordón dejó el cargo de ministro en el primer semestre y en su lugar fue nombrado Joaquín Barnoya, mientras que Linda Valencia dejó el viceministerio de Hospitales, puesto que ahora ocupa Sandra Carballo.
Lo que ocurra en este viceministerio tiene un impacto directo en la atención a la población, y durante el año pasado los hospitales públicos enfrentaron un vaivén de problemas, muchos heredados de la administración de Alejandro Giammattei, según conocedores de Salud Pública.
El desabastecimiento de medicamentos e insumo médico-quirúrgico fue recurrente por una deuda con proveedores, pero también hicieron eco los contratos millonarios para remozar los edificios y el alquiler de equipo a través de eventos que son objeto de investigación por el Ministerio Público, y que también llevaron a la destitución de personal involucrado.
El 2024 también estuvo marcado por la poca seguridad en los hospitales y la falta de protocolos para atender a la población reclusa, y hubo exigencia del pago de salarios por parte del personal de salud que labora en los hospitales.
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Las autoridades de Salud tomaron medidas para intentar atajar los problemas en la red hospitalaria. Establecieron mesas de diálogo con las partes involucradas en cuanto a la asistencia a los privados de libertad, también con los proveedores de medicamentos para disminuir el endeudamiento y que los insumos comenzaran a ser despachados. Además, se avanzó en el pago de los sueldos atrasados. Sin embargo, el impacto en la mejora de los servicios aún no se percibe.
Abastecimiento
Carmen Salguero, analista de la Comisión de Salud de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), refiere que el primer año de Gobierno de Bernando Arévalo fue de aprendizaje y con muchos asuntos por resolver. En el caso de los hospitales, indicó, la prioridad fue estabilizar la disponibilidad de medicamentos y normalizar la relación con proveedores de medicamentos e insumos referente al pago de deuda de arrastre.
El saldo de deuda con el que comenzó el año fiscal el 2024 fue de Q733 millones, y cerró con Q125 millones, lo que a criterio de Barnoya es “históricamente” la más baja que han tenido los hospitales.
En cierta medida, el desembolso a los proveedores permitió reanudar el despacho de medicamentos a los servicios de salud.
Sin embargo, Salguero menciona que para poder hablar de abastecimiento en inventarios de medicamentos y cualquier otro insumo tiene que haber una “cultura administrativa”, y es necesario que las unidades ejecutoras tengan información, incluso histórica, sobre el consumo y el comportamiento de las enfermedades existentes y de las nuevas, y de factores externos como accidentes de tránsito o patología emergentes ―guillain-barré o dengue― para hacer una mejor proyección y planificación de las compras, pero esto no ha sucedido.
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El año pasado, agrega, el 99 por ciento de las compras que hicieron los hospitales fue de manera directa y fraccionada, lo que no repercute en un ahorro. Además de que a los hospitales Roosevelt y General San Juan de Dios se les aumentó más del 90 por ciento del presupuesto para la adquisición de medicamentos.
A criterio de Héctor Fong, expresidente del Colegio de Médicos y Cirujanos de Guatemala y exdirector ejecutivo del Hospital General San Juan de Dios, en el 2024 el Gobierno tuvo dificultades para ejecutar su plan de trabajo, principalmente por las limitaciones financieras, carencias y deudas que la administración anterior dejó, por lo que los cambios, indica, aún no se perciben.
El abastecimiento de medicamentos e insumos en los hospitales, menciona Fong, es importante, y en los últimos meses del año pasado los niveles mejoraron en los centros asistenciales, pero se necesita que a nivel del Congreso de la República se establezca una ley que regule la adquisición de medicinas para tener mejores precios sin el desmedro de la calidad, lo que permitiría una mejor inversión del recurso financiero.
Llegada de Unops
Para subsanar el desabastecimiento en los hospitales, el Ministerio de Salud firmó un contrato con la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops), que en diciembre entregó una lista de 53 tipos de medicamentos y para este año se espera la recepción de más. Este es un convenio que finaliza en el 2027.
“Toda aquella línea de trabajo que contribuya a que el país adquiera medicamentos de buena calidad y a mejores precios será satisfactorio para el país”, dice Fong.
De acuerdo con Salguero, el convenio con la Unops es positivo desde que la forma de comprar es por volumen y amplia la posibilidad de que proveedores nacionales e internacionales oferten; hay mayor confianza en la transparencia de los procesos y de que los precios sean más bajos.
“Lo que tiene que hacerse ahora por parte de la Unops y del Viceministerio de Hospitales es ser rigurosos en la gestión de los inventarios para evitar una doble compra y sobre abastecimientos y compras innecesarias que generan pérdidas”, dice la analista de Fundesa.
Fong asegura que la disponibilidad de insumos y equipo es fundamental, aunque no suficiente. “El Gobierno debe priorizar también en infraestructura hospitalaria, porque los principales centros asistenciales ya no se dan abasto. Debe haber más centros de referencia porque los que tenemos fueron concebidos para los años 1980 y 1990 y estamos casi 30 años después con la misma infraestructura, que no responde a las necesidades del crecimiento poblacional”, indica.
En Guatemala hay 46 hospitales públicos, de los cuales dos son de referencia ―Roosevelt y General San Juan de Dios― y en los que la demanda de atención por parte de la población es alta y lleva a que las consultas externas y emergencias se mantengan congestionadas.
Pagos de personal
El impago de salarios a trabajadores en los hospitales fue un problema que también demandó la atención de las nuevas autoridades. Este se ha vuelto un mal crónico en el Ministerio de Salud.
“La mala administración de los hospitales no se resuelve en pocos meses, toma tiempo, pues tienen que cumplir con compromisos de gran impacto financiero en términos del pacto colectivo y pasivo laboral que no fueron contemplados en el presupuesto del 2024”, explica Salguero, y que no hay una cultura de eficiencia y calidad del gasto, porque este es un ministerio “crónicamente desfinanciado”.
“Si no fuera porque ha tenido suficiente dinero para pagar sueldos, gastos operativos y a proveedores, el Ministerio de Salud habría colapsado hace rato. Las mejoras son pocas y casi imperceptibles para los usuarios de los servicios públicos de salud”, agrega la analista.
Esa percepción de mejora no ha ocurrido, y a criterio del ex vicepresidente Rafael Espada, médico y Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Mariano Gálvez de Guatemala, las carencias en los hospitales continúan.
“No hay mucho cambio con lo que había anteriormente. El plan que ellos -las nuevas autoridades del Ministerio de Salud- tienen, no lo he visto accionar aún”, indica el médico que contribuyó a la fundación de la Unidad de Cirugía Cardiovascular de Guatemala (Unicar).
Logros del Ministerio de Salud
“El problema de salud no comenzó ayer ni se va a solucionar mañana, es un problema de largo plazo”, ha dicho Barnoya, pero son varios los puntos en los que señala se ha avanzado durante esta gestión.
En los logros del 2024 ha mencionado el abastecimiento de medicamentos e insumos y de equipo médico en los servicios de la red pública.
Según el Ministerio de Salud, el año cerró con una disponibilidad de medicamentos trazadores en hospitales del 93 por ciento, de material médico quirúrgico del 95 por ciento, y reactivos de laboratorio del 90 por ciento. La ejecución presupuestaria en la red hospitalaria fue del 96.94 por ciento.
A través de Unops, 45 hospitales reciben producto de una lista de 83 medicamentos para atender enfermedades comunes, y 10 centros son abastecidos de una lista de 31 equipos médicos.
También se da seguimiento administrativo a las direcciones de los hospitales, se trabaja en una restructuración del recurso humano hospitalario, y se investigan las denuncias contra ilegalidades en estos espacios.
En el tema de infraestructura, se tienen avances en la construcción de los hospitales de Sololá y de Chiquimula, del 25.2 % y del 20.61 % más de lo logrado en la administración anterior, respectivamente.
Además, se fortalecieron los hospitales de Cobán, Alta Verapaz; Jutiapa, Jutiapa, y Mazatenango, Suchitepéquez.
Para este año espera trabajar en una red integral de servicios de salud ―que se comience en un puesto de salud y se termine en un hospital, pero también una contrareferencia del hospital de regreso al puesto salud―. Esta es una ruta que se espera marcará el 2025 y que continuará para recuperar el sistema de salud pública, según el ministro.
Los desafíos que se plantea la cartera para este año son lograr una coordinación interinstitucional más efectiva, mejorar la infraestructura y mantenimiento de la red hospitalaria, y tener una gestión eficiente de los procesos de adquisiciones por parte de las unidades ejecutoras.
Estancamiento
Las mejoras en la red pública hospitalarias por parte de la actual administración no son notorias para la población, según los expertos consultados, por lo que ubican el trabajo en el primer año de gobierno en amarillo, sin avances.
Salguero menciona que Cordón ―exministro― y Barnoya tienen “estilos muy distintos de trabajo” al frente del Ministerio de Salud. “Son personas probas, pero rodeadas de estructuras que son muy difíciles de mover hacia una cultura de rendimiento, mejora y rendición de cuentas”, por lo que una reingeniería en la cartera sería positiva para lograr resultados en beneficio de la población, refiere.
“No podemos hablar de avances, pero sí hay una estabilización en la prestación del servicio”, dice Fong.
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